#PensarLaCiudad ha sido la primera jornada (organizada por Malakatón Propuestas Urbanas para el Peatón) a la que hemos asistido donde técnicos y funcionarios del ayuntamiento, docentes universitarios, colectivos de arquitectura, arquitectos autónomos y estudiantes han estado presentes y han hecho por entenderse. Acción fundamental a la hora de abordar procesos urbanos basados en nuevas prácticas.
Para nosotros, existían 2 clases de congresos: 1. la mayoría de asistentes eran técnicos y no tenían constancia de prácticas urbanas basadas en la acción urbana, la participación ciudadana, la experimentación y las nuevas tecnologías (cuando en muchas de sus ciudades existían movimientos ciudadanos que trabajaban estas estrategias en la regeneración de vacíos urbanos, por ejemplo). 2. los asistentes eran estudiantes, arquitectos freelance y colectivos de arquitectura que conocíamos y trabajábamos con estas prácticas, y donde existía una idea generalizada de que trabajar con la administración era una tarea lenta, ardua, pesada y sin remunerar, ya que nos veían como entes raros alejados del urbanismo, la especulación y la construcción.
#PensarLaCiudad nos brindó la oportunidad de sentarnos a dialogar y conocer los puntos de vista de tres vértices básicos para comenzar a trabajar en estos procesos urbanos: instituciones, técnicos y ciudadanos.

Imagen realizada por Silvia J. Esteban
>> Sobre lo aprendido en este encuentro (Málaga, Diciembre 2014)
Comenzamos nuestra charla exponiendo que el análisis que realizamos sobre el Conjunto Histórico de Jaén se basaba en análisis tradicionales, y también en añadir una componente social olvidada que para nosotros era fundamental incluir en los procesos urbanos. La tradicional es, para nosotros, una obligación casi inmediata para entender tanto la morfología de una ciudad como su estado actual; y era una aplicación directa de nuestro aprendizaje en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Granada: estudios de la evolución histórico-urbana, análisis de la planimetría de la ciudad consultada en el Archivo Histórico Provincial, recogida de datos objetivos (población, empleo, dotación de espacios públicos, equipamientos, transporte público, accesibilidad, etc). La componente social se basó en entrevistas con vecinos, comerciantes, asociaciones culturales, diversos colectivos, colegios de la zona, técnicos del ayuntamiento, citas con diversas concejalías y nuestra asistencia a todas las reuniones que nos fueron posibles relacionadas con la zona antigua.
El primer tema que queremos aclarar, es que no estamos haciendo nada nuevo. Bebemos de tratados, artículos y experiencias de arquitectos y urbanistas cuyas teorías siguen teniendo gran influencia hoy día, de los movimientos de los años 60 y 70, de colectivos y asociaciones que llevan trabajando con metodologías participativas e intervenciones urbanas desde hace años. Es decir, no se trata de romper con todo lo que aprendimos en la Escuela, como tampoco se trata de olvidar a arquitectos como Arturo Soria, Olmsted, Kevin Lynch, Mumford, Howard, Bruno Taut, Martin Wagner, Walter Gropius… o intervenciones urbanas como las Siedlungen, etc. Lo que sí reivindicamos es una docencia adaptada a estas “nuevas” formas de hacer ciudad, contando acciones y ejemplos reales y experimentando con ellos, e introduciendo en las aulas -por ejemplo- a Jane Jacobs o al matrimonio Smithson (hablamos de nuestra experiencia en clases de urbanística de hace ya 9 años, quizá -esperemos- las cosas hayan cambiado). Lo que no se puede consentir es que se sigan mostrando a los alumnos todas estas teorías y ejemplos para aplicarlas posteriormente de manera literal en una ciudad como Granada, sin atender a sus cualidades físicas, espaciales, climatológicas, medioambientales, urbanísticas, arquitectónicas, sociales y poblacionales.
Al igual que con las metodologías participativas, no hay que tomar y aplicar los conceptos como si fueran el manual de una máquina que siempre funciona igual. Hay que evaluar, estudiar y hasta sentarse con todas las variables y con todos los agentes implicados en un proyecto urbano.
A todo esto hay que sumar algo que nosotros, desde Estudio Atope, aún no hemos sido capaces de conseguir: la consecución de objetivos tras una buena metodología y un proceso participativo.
En el caso de Plaza Cambil (un espacio público en el Conjunto Histórico de Jaén utilizado como aparcamiento) la acción urbana #verdEA quedó como una acción urbana aislada, cuando lo que pretendíamos era que esta intervención constituyera un modelo para sus vecinos, para que ellos gestionaran su espacio público proponiendo eventualmente actividades que les devolvieran la oportunidad de usar la plaza, y así promover la flexibilización de usos entre espacio público y aparcamiento. Quizá deberíamos haber continuado elaborando las actividades conjuntamente con los vecinos hasta que éstas fueran algo habitual y fueran asumidas como propias. Pero lo cierto es que nos alejamos de este proyecto tanto por el poco soporte institucional (pese a que esta primera acción fue apoyada por el Patronato de Cultura del ayuntamiento de Jaén), así como el desgaste que nos produjo convencer a ciertos vecinos de que por mucho que fuéramos arquitectos, no queríamos construir una plaza nueva ni despojarles de sus aparcamientos. Es aquí donde aprendimos la importancia de contar con otras disciplinas en este tipo de procesos, como la gran labor que realizan los educadores sociales en este ámbito, y las grandes aportaciones que pueden añadir a los procesos urbanos.
En el caso de #PROYECTOrEAcciona, la unión de colectivos, asociaciones y vecinos del primer momento, fue emocionante y esperanzadora. Hasta que el proceso se empezó a complicar (bien es cierto que los proyectos de participación ciudadana no son rápidos y es ardua la tarea de poner en común tantas opiniones), porque los objetivos de diversos agentes son distintos en cuanto al uso del solar y a su diseño, obviando en varios casos la participación de los vecinos. En este proceso, aunque la unión se haya disuelto, sí estamos empeñados en seguir concienciando de que generar espacio público no significa “poner bonito” un solar colocando 3 bancos y 2 farolas (y no, tampoco nos estamos pre-proponiendo como arquitectos del proyecto). Si le dedicamos tanto tiempo a amueblar y decorar nuestras viviendas para que además de “bonitas” sean funcionales (dónde me siento, dónde como, dónde tomo el sol, dónde me me molesta menos el sol,…), ¿por qué no hacemos lo mismo con el espacio público? PENSAR EL LUGAR, en sus características, su emplazamiento, su entorno, en la población que lo usará, en los vecinos más cercanos, en los itinerarios, recorridos y visuales, en la espacialidad, en las mejores zonas para situar el mobiliario,… en diseñar la iluminación para crear un ambiente agradable en la nocturnidad de la judería. Y por qué no, tal y como hacen ciertos monumentos en el programa Abierto por Obras (que comentamos en este post), realizar actividades previas que establezcan vínculos con el espacio a intervenir, implicando activamente a la sociedad en las labores de regeneración y transformación del mismo. De tal forma que se contribuya a afianzar su conservación y mantenimiento desde estrategias basadas en la participación ciudadana y en la apropiación del lugar desde la sensibilización, la educación, el contacto y el conocimiento.

#verdEA #plazaCambil, imagen realizada por Inma Martínez
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