El alma de este proyecto es eliminar lo superfluo, quedándonos con lo que funciona, y mostrar lo existente poniéndolo en valor en un contexto de contemporaneidad donde prima la optimización de cada espacio. Es así como el mobiliario va articulando la distribución de las distintas estancias para generar recorridos orgánicos, prescindiendo de tabiquería; y es así como las vigas y pilares se descubren a sí mismas en un gesto sincero de presentar lo que constructivamente hay.
La recuperación de la azulejería existente en la cocina es el deseo de rescatar los patrimonios cotidianos y restituir la importancia que, en su día, tuvieron para las personas que habitaron este lugar. Y, sorpresivamente, este gesto de afecto pasa a ser el acto revolucionario que colorea los algunos elementos que serán definitorios del proyecto.
Y así, el amarillo que predomina en los azulejos, RAL 1021, fue paseándose por ¡Casa!, salpicando las estancias de color y dándoles una coherencia visual que, junto con los parámetros constructivos y geómetricos bajo los que se estructura la vivienda, unifican y dan coherencia a la propuesta en su conjunto. El resultado es un proyecto muy pensado, reflexionado en cada detalle, que no deja de ser creativo y flexible. (im)Perfecto para una familia que cambiará a lo largo del tiempo. Y que así es como debe ser.