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Participación Ciudadana

El todo es más que la suma de las partes

El concepto de Gestalt fue desarrollado originalmente por un grupo de psicólogos alemanes que trabajaban en la percepción. Ellos demostraron que el hombre no percibe las cosas como entidades sin relación y aisladas, sino que las organiza mediante el proceso perceptivo, en totalidades significativas o figuras globales que constituyen algo mayor que la mera suma de esas entidades.Como consecuencia, la Gestalt propone contemplar al ser humano tal cual es, como un todo, un entero, y examinar su comportamiento tal cual se manifiesta en el nivel aparente de la actividad física y en el nivel inaparente de la actividad mental. En resumen, la premisa básica de la psicología de la Gestalt es que la naturaleza humana se organiza en formas o totalidades y es vivenciada por el individuo en estos términos. Por ello, se aboga por una visión holística de la vida y por intentar conseguir una integración del mundo cerebral, emocional y conductual.

Llevándonos esta máxima de que “el todo es más que la suma de sus partes” al terreno de la ciudad, a sus calles y edificios, parece lógico pensar que las ciudades tienen una entidad propia que es mucho más que la suma de sus vacíos (calles y plazas) y sus llenos (edificios) practicados por ciudadanos. No es sólo arquitectura, son infinitas disciplinas las que componen la ciudad y las que hacen falta para diseñarla, mejorarla y protegerla. Es más, cada parte se interrelaciona con las demás como piezas de un puzzle que encajan, se superponen y conviven para conformar algo únicoy característico (especialmente en los centros históricos). Sin embargo, en el panorama actual las ciudades están perdiendo su identidad: “La ciudad es hoy en día un rompecabezas inconexo que se produce por fragmentos y a saltos tantas veces impredecibles, con un sentido de comunidad decreciente” (Freire, 2011). ¿Qué está ocurriendo con las ciudades?, ¿hacia dónde vamos? “Cada ciudad, permíteme que te diga, tiene su propio olor”, escribía E.M. Forster en ‘Una habitación con vistas’. ¿Sigue siendo esto verdad o las ciudades cada vez huelen más igual? Uno de los aspectos más negativos de la globalización es la homogeneización que, por supuesto, también afecta a las ciudades. Se quieren bares con la misma imagen, barrios históricos que presenten un mismo escenario tematizado y turistificado, etc, etc. Una de las consecuencias derivada de estas prácticas es la pérdida de identidad de las ciudades, del desvanecimiento de su historia, cuando su riqueza está en percibirlas tal como son, identificarlas y disfrutar de las cualidades de cada una de ellas: el frío del norte, la calidez del sur, la silla en la puerta de la casa,…

Jacobs (1961) se preguntaba qué es lo primero al pensar en una ciudad: sus calles. En todas, no sólo unas pocas. No podemos quedarnos con la experiencia de unas cuantas, sino con la suma de la red urbana. Si hago esto, si me quedo, por ejemplo, con que «en Jaén no hay na‘», estoy negando la parte viva, patrimonial y creativa que sí ofrece posibilidades a la ciudadanía. “Cuando las calles de una ciudad ofrecen interés, la ciudad entera ofrece interés; cuando presentan un aspecto triste, toda la ciudad parece triste. Cuando la gente dice que una ciudad o parte de la misma es peligrosa o que es una jungla, quiere decir principalmente que no se siente segura en sus aceras”. Hay una clara diferencia en cómo nuestros niños se relacionan ahora con la calle: antes solíamos jugar solos en la calle, ir solos al colegio, que no era tanto ir solos sino acompañados por otros padres que iban en el camino al cole, por los ojos de la panadera de la esquina, del frutero que todos conocían. Podíamos jugar en la plaza con los demás niños hasta que alguna madre nos llamaba desde la ventana. Ahora esto es impensable, inseguro. Según Tonucci (2016) les hemos quitado autonomía a los niños (“muchos de los males actuales de la juventud se deben a que los niños salen del cascarón tarde, con demasiadas ganas de vivir todo aquello que no han podido hacer bajo la tutela de las personas adultas”) y las calles son inseguras porque no hay niños en ellas (“Su presencia obliga a los adultos a tener cuidado. Son la seguridad más barata y sencilla”). Si una calle es segura, habrá niños y mayores, “un niño que se mueve con sus progenitores es un hecho privado. Aunque se porten mal los padres, no es fácil intervenir. Un menor que va solo es un hecho público. Por malos que seamos, prácticamente nadie rechaza ayudar a un niño” (Tonucci, 2016). “Si una ciudad es adecuada para la vida cotidiana de los niños quiere decir que es una ciudad segura, con poco tráfico, escasa delincuencia, con redes sociales estables en los barrios que cuidan colectivamente de sus niños” (Raedó, J.).

 

Juanjo Imbernon Barbudo, Psicólogo

María Toro Martínez, Arquitecta

 

El contacto

Todo esto nos lleva a un concepto fundamental en Gestalt: el contacto. A través del contacto cada ser humano tiene la posibilidad de encontrarse en forma nutricia con el mundo exterior, realizando una incorporación o intercambio de alimentos, afectos, etc. Como dijo Perls (1976): “el contacto empieza a funcionar cuando se encuentra el sí mismo con lo que le es ajeno”.

Una de las características del neurótico es que no puede establecer un buen contacto ni organizar su retiro de él. Su ritmo contacto-retiro está descompuesto. El contacto y el retiro, en su forma rítmica, son nuestros medios de satisfacer nuestras necesidades, de continuar los procesos siempre en transcurso que constituyen la vida misma. Este “conectarse con” y “retirarse del” ambiente, esta aceptación y rechazo del ambiente, son las funciones más importantes de la personalidad integral. Todas las perturbaciones neuróticas surgen de la incapacidad del individuo de encontrar y mantener el equilibrio adecuado entre sí mismo y el resto del mundo (Perls, 1976).

Pensemos ahora en nuestras ciudades, pueblos y barrios. Los centros históricos, cada vez más preparados para ser escenarios para el turista y especializados en albergar usos administrativos, con unos horarios de vida durante el día que lo dejan muerto durante la noche. Si una ciudad dormitorio no tiene servicios suficientes como espacios para los niños, tiendas donde comprar lo básico, equipamiento sanitario, etc, se convierten en calles fantasma por las que sólo circulan vehículos. No hay contacto, ni con nuestro entorno, ni con otros ciudadanos. Y como se sostiene desde la Gestalt, el contacto es una de las principales necesidades psicológicas del ser humano. La persona que puede vivir en un contacto significativo con su sociedad, sin ser absorbido enteramente por ella y sin retirarse completamente de ella, es la persona bien integrada. El fin de la psicoterapia es que las personas sean capaces de alcanzar este estado. Por lo tanto, si construimos o fomentamos espacios fríos, mecanizados, sin vida… si construimos un entorno que evite el contacto en lugar de propiciarlo, promovemos la individualidad, la soledad, la falta de confianza y seguridad tanto en la propia calle como en las demás personas.

Probablemente, los límites de la exposición sean uno de los principales obstáculos con los que nos encontramos en la calle para actuar en consonancia con nuestras necesidades (de contacto). Es el temor de ser mirado, observado, reconocido. Es el temor a ser etiquetado, a llamar la atención, a hacer el ridículo. Está íntimamente unido al juicio negativo que los demás hagan de nosotros. El estar viviendo de acuerdo a lo que llamamos “de cara a la galería” consume una gran cantidad de energía y, a la larga, nos crea confusión y alejamiento de nosotros mismos. Nuestra identidad y personalidad se pueden ver afectadas profundamente, y toda nuestra persona sufre con esta actitud de aparentar lo que no es.

Pero como dijimos antes, no sólo el contacto es imprescindible, también la retirada. El ritmo contacto-retirada es necesario para el buen funcionamiento del organismo, y la ciudad es un escenario perfecto para practicar y nutrirnos de ese conectarse y desconectarse que tanto necesitamos. Es una fuente inagotable (de momento) de: yo te toco, te hablo, te escucho, te sonrío, te conozco, te quiero, y también me desconecto y estoy solo. En el proceso normal de crecimiento aprendemos por ensayo y error, poniendo a prueba nuestra vida y nuestro mundo, tan libre e ininterrumpidamente como sea posible, y esos espacios que compartimos con otras personas son el laboratorio perfecto para ensayar y errar, y por tanto, crecer.

Como señala Ángeles Martín en su libro “Manual práctico de psicoterapia gestalt”, la persona finaliza el contacto por varias razones: porque ha quedado satisfecho con el intercambio realizado, porque vive la vida de forma apresurada y pasa de una cosa a otra sin haber concluido la situación anterior o cuando, en su fantasía, imagina que una amenaza se aproxima. Tristemente, el primero de los tres es el menos frecuente de todos en lo que se refiere a los intercambios humanos que tienen lugar en la calle. Otras formas de interrumpir el contacto serían: Clavando la mirada rigidizándola, no mirando (solemos pensar que si no miramos a los demás, los demás tampoco nos miran a nosotros) o mirando sin ver (actitud bastante extendida). La mayoría de las veces no recordamos las características de los lugares que visitamos, circulando por el mundo mirando sin ver.

La calle puede ser un gran laboratorio urbano y social para entender y ser conscientes de cómo somos, desde dónde hacemos las cosas y cómo nos movemos a diario. Ésta es entendida básicamente como una formación lineal y constituye el elemento de transición entre espacios privados y públicos. A día de hoy, la mayoría de nuestros trayectos los realizamos en coche, los contactos cotidianos en las aceras disminuyen, las tiendas de barrio son unas supervivientes, los centros comerciales aumentan su número y los habitantes de los núcleos tradicionales son expulsados de sus barrios bien por olvido institucional bien por convertirse en barrios de moda en los que son incapaces de vivir. Si perdemos estos espacios de transición, lo privado y lo público quedarán cada vez más alejados entre sí.

En este proceso de distanciamiento y aislamiento que nos produce el miedo, la rutina, el estrés y la desconfianza perdemos las oportunidades que la calle nos brinda para desarrollarnos como seres humanos a través de su diversidad, impredecibilidad, espontaneidad y caos. La Gestalt nos dice que seamos capaces de disfrutar del caos, de la casa revuelta,… eso quiere decir que hay vida, que hay gente usando esa casa. Jacobs (1961) abogaba por el caos que es inherente a un lugar donde cohabitan millones de personas. Ella era una decidida partidaria de un proyecto de ciudad y una filosofía de la planificación urbana que no dieran la espalda a la vida y el desorden que necesariamente ésta conlleva. Cuanto más planifico y ordeno un espacio público, menos vida y diversidad dejo que exista. Por ejemplo, el espacio público privatizado mediante las terrazas de los bares y despojado de bancos y espacios para estar sin hacer gasto, determina el tipo de consumidor (no ya usuario), los horarios en los que hay ojos en la calle y discrimina a las clases con menos poder adquisitivo. “Hay que proteger la vivacidad: un gran exceso de control genera ciudades más funcionales, más secas, menos creativas”, Mary Rowe. En la misma línea, Tonucci defiende que en “la ciudad histórica, alrededor del mercado, el símbolo del encuentro, había ricos y pobres […] Eso enriquecía la ciudad. La llegada de la gente del campo para trabajar en la industria fomentó la periferia y la desertización de los centros históricos, que compraron los bancos y el comercio. Tras la Segunda Guerra Mundial, las ciudades se diseñaron para hombres adultos y con trabajo. Se pensaba que si eran buenas para el jefe de la familia, lo serían también para sus mujeres y los hijos”. Crear un lugar específico para ellos (como los parques especializados) es una forma de segregarlos, de excluirlos.

El ideal de una comunidad democrática es crear una sociedad con las mismas características, una comunidad en la cual, a medida que sus necesidades lo determinen, cada miembro participe en beneficio de todos. Tal sociedad se desvela por su contacto con sus miembros; y el límite entre el individuo y el grupo está claramente delineado y es claramente sentido. El individuo no está al servicio del grupo, ni el grupo está al servicio de algún individuo. El principio de homeostasis, de autorregulación, gobierna dicha sociedad.

Fotografía tomada por Jose Jurado en Villanueva del Duque (Córdoba) en verano de 2011

Juanjo Imbernon Barbudo, Psicólogo

María Toro Martínez, Arquitecta

 

 

La responsabilidad

La terapia Gestalt permite a la persona transitar lo que le es difícil para aprender a hacerse cargo de sí misma. Funciona como un laboratorio de empoderamiento, en el cual aprendemos a sostener la propia responsabilidad desde un mínimo de bienestar, no desde la angustia. La responsabilidad es la capacidad de responder por nosotros mismos. Y no se trata de una obligación, si no de subrayar una obviedad. Como dice Claudio Naranjo en La vieja y novísima Gestalt: “La responsabilidad no es un deber sino un hecho inevitable. Somos los actores responsables de cualquier cosa que hagamos. Nuestra única alternativa es reconocer tal responsabilidad o negarla. Y percatarse de la verdad, nos cura de nuestras mentiras.”

Fritz Perls, padre de la Gestalt entendía que ser responsable significa tomar las riendas de mis propias acciones y aceptar mis sentimientos. Ser responsable no significa decirnos a nosotros mismos cómo “deberíamos” actuar o sentir, sino asumir nuestro propio poder de decisión en cada elección, aceptando también las consecuencias de éstas. Yo respondo por mí es la esencia de la responsabilidad. En los planteamientos de la Gestalt, las especulaciones y los razonamientos pasan a un segundo plano y lo que prima es la intuición, lo obvio, “ya que lo importante es el cómo y no se da demasiado juego a los porqués y las interpretaciones”.

Desde la Terapia Gestalt se hace mucho hincapié en que el paciente se haga responsable, de hecho, es uno de los principios básicos de esta terapia junto con el Darse Cuenta y el Aquí y Ahora. En terapia se le señala al paciente que se reapropie de lo suyo y de esa manera pueda hacer algo distinto de lo que viene haciendo hasta el momento. Y con este mismo objetivo lo incluimos aquí, con la esperanza de que los ciudadanos nos empoderemos, nos reapropiemos de nuestra responsabilidad para con nuestro entorno físico y social y podamos hacer algo distinto: darnos cuenta (analizar el entorno), responsabilizarnos (derechos y responsabilidades urbanas) y actuar apropiándonos del espacio y proponiendo soluciones desde la experiencia y no tanto desde el conocimiento técnico.

¿Podemos responsabilizarnos de ser ciudadanos proactivos, de nuestro papel en la ciudad, de tomar conciencia de que somos capaces de mejorar nuestras calles? “Las aceras y quienes las usan no son beneficiarios pasivos de la seguridad o víctimas indefensas de un peligro. Las aceras, sus usos adyacentes y sus usuarios son partícipes activos […]”. La ciudad (construida por ciudadanos durante siglos) determina nuestra actitud, sensibilidad y emoción al pasar por un sitio determinado u otro; nuestra manera de sentir el día a día es distinta si se reside en un barrio con lazos de vecindad y confianza tejida a lo largo del tiempo a través de pequeños contactos cotidianos, a un barrio dormitorio carente de tiendas de barrio, colegios, equipamientos públicos, etc. Entendiéndonos como actores y no como meros espectadores, proponemos retomar nuestra capacidad de actuar sobre lo que nos rodea a través del darse cuenta, de nuestra presencia o nuestra forma estar en la calle.

#verdEA @estudioatope, imagen realizada por Inma Martínez

 

Juanjo Imbernon Barbudo, Psicólogo

María Toro Martínez, Arquitecta

 

Darse cuenta / Aquí y ahora

Como se señaló previamente, el Aquí y Ahora y el Darse Cuenta son aspectos centrales de la terapia gestalt. “Desde el propio Perls hasta sus mayores influencias como el filósofo existencialista Martin Buber o la gran mayoría de sus seguidores, eran judíos que huían de la Alemania nazi, y planteaban una nueva forma de vida que se alejara de la opresión y persecución sufrida. Ese estar siempre pendientes de que les podían tirar la puerta abajo y llevarles en el furgón, tiene mucho que ver con el aporte de su aquí y ahora” (Stepien y Barno, 2017).

En Gestalt, la capacidad de darse cuenta o toma de conciencia (awareness) podría describirse como la melliza desdibujada de la atención. El darse cuenta es más difuso que la atención, implica una percepción relajada en lugar de una percepción tensa, llevada a cabo por la persona en su totalidad. Es la capacidad que tiene todo ser humano para percibir lo que está sucediendo dentro de sí mismo y en el mundo que le rodea.

Dentro de la experiencia se pueden distinguir tres tipos o zonas de darse cuenta:

– Darse cuenta de sí mismo o zona interna: Sensaciones propioceptivas

– Del mundo exterior o zona externa: lo que percibimos con los sentidos

– De la zona intermedia o zona de fantasía: en medio de los dos… todo lo que ponemos en conceptos, gustos, juicios…)

El neurótico encuentra difícil participar plenamente en el presente, le interfieren sus asuntos inconclusos del pasado o del futuro. Sus problemas existen en el aquí y ahora, y sin embargo, muy frecuentemente hay sólo una parte de él aquí como para encararlos.

Uno de los pilares de la Gestalt es trabajar con lo que el paciente experimenta en el momento presente restándole importancia al pasado y al futuro: a lo que nos ancla a lo que pasó o a la fantasía de lo que pasará. Lo importante es tomar conciencia de la realidad, de cómo nos sentimos, de cómo está nuestro cuerpo.

La terapia gestáltica, antes que una terapia verbal o interpretativa, es una terapia vivencial, donde se insta al paciente a darse cuenta de cuál es su relación como individuo con respecto al medio en el que se desenvuelve. Esta relación está en función de un percatarse interno (¿cuáles son mis necesidades, cuáles mis deseos?) y de un percatarse externo (que estímulos me afectan del entorno, cómo capto su organización, los lazos y las leyes que lo determinan, etc). Se relacionan con el darse cuenta la atención y la concentración, es decir, el percatarme de qué ocurre dentro y fuera de mí (atención) y la focalización de la atención (concentración) en un aspecto concreto del campo en el que me hallo. Relacionados con este darse cuenta más genuino estarían el continuo de atención y la atención flotante.” (Montero Regales, citado por Stepien y Barno, 2017).

Si trasladamos todas sus enseñanzas a la ciudad, podríamos preguntarnos: ¿cómo nos movemos por la ciudad?, ¿caminando tranquilamente o gritando el movimiento del de al lado desde el interior de nuestro vehículo?, ¿de forma mecánica, absortos, de una forma rápida y violenta que nos hace rechazar el contacto y hasta enfadarnos con él, o de una forma consciente y tranquila? ¿Qué pasaría si camináramos de una forma consciente con lo que nos rodea y de quienes nos rodean? El darse cuenta no puede ocurrir cuando no estás en el momento presente, en la experiencia del aquí y ahora. Sólo rompiendo lo mecánico podremos experimentar el presente y por tanto, darnos cuenta.

Un ejemplo de las infinitas posibilidades que tenemos para cambiar nuestra presencia en la ciudad es la planteada por Kate McLean, quien cartografía olores, olores de ciudades que explora con la nariz por delante, en paseos olfativos que la artista y diseñadora llama smellwalks. “Mis smellmaps están deliberadamente diseñados como un desafío. Son una invitación a la disidencia y al desacuerdo que, espero, anime a los transeúntes a caminar, oler y experimentar el paisaje de los aromas. Además, nos ayudan a apreciar la diversidad cultural y geográfica de un lugar. Visitar una ciudad utilizando múltiples sentidos es mucho más enriquecedor: permite cuestionarnos lo que los ojos nos cuentan de ese sitio, nos coloca como animales humanos dentro del contexto ecológico de nuestro entorno, y la novedad ralentiza nuestros pasos, posibilitando el descubrimiento de cambios alrededor que, de otro modo, podríamos pasar por alto”.

Imagen: Película Kung Fu Panda

 

 

Juanjo Imbernon Barbudo, Psicólogo

María Toro Martínez, Arquitecta

 

Este confinamiento nos ha servido para retomar muchas tareas que teníamos pendientes en lo profesional y formativo, como este curso #MOOC Educación y Patrimonio de la Universidad de Granada que está muy acorde con nuestro trabajo sobre metodologías participativas en arquitectura y urbanismo sensible. La última actividad de uno de los módulos es la descripción y análisis de carteles, y hemos elegido éste que se diseñó en Francia durante las revueltas estudiantiles de Mayo de 1968:

Mayo del 68 fue el escenario de protestas estudiantiles de izquierdas frente al capitalismo y a la sociedad de consumo en la que se veían inmersos, y a la que posteriormente se sumarían grupos de obreros industriales y, en menor medida, los sindicatos y el Partido Comunista francés. «Lo importante para nosotros no es elaborar una reforma de la sociedad capitalista, sino lanzar una experiencia de ruptura completa con esa sociedad; una experiencia que no dure pero que deje entrever una posibilidad: percibimos otra cosa, fugitivamente, que luego se extingue. Pero basta probar que ese algo puede existir». (Daniel Cohn-Bendit, entrevistado por Jean-Paul Sartre, Le Nouvel Observateur, 20 de mayo de 1968).

Fue también la primera experiencia globalizadora que aunó manifestaciones con un mismo punto común: defender los derechos ciudadanos. Ya fuera la «Guerra del Vietnam, el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, la alternativa Hippie o el Rock and roll […], el macro concierto como el de Woodstock o la marcha sobre Washington del 26 de Agosto de 1963» (Cuadernos de Resistencia, 2010). Estos eventos se extendieron por varios países como “la República Federal Alemana, Suiza, España, México, Argentina, Uruguay, Estados Unidos y Checoslovaquia” (Cuadernos de Resistencia, 2010).

Los movimientos participativos también incidieron en el urbanismo, ya que se unía indiscutiblemente el derecho a la ciudad (Lefebvre, 1968) con los derechos ciudadanos. Esto, que parece de rabiosa actualidad, ya era defendido en los años 60: la vuelta a las ciudades compactas, ciudades lentas, medias, amables, aptas para el peatón, defensoras de las personas que desarrollan los cuidados (mujeres y abuelos) y de los que son cuidados (niños). En general, el resurgimiento de los movimientos ciudadanos está íntimamente relacionado con crisis financieras, sociales y/o económicas que muestran la disconformidad de la población con el sistema en el que vive. Todo esto, hoy en día, se ve reforzado por el acceso a las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, a las que casi todo el mundo tiene acceso y que son el altavoz para muchas voces que no podrían ser de otra manera y que favorecen el debate y la crítica constructiva y, a la vez, la crispación y el odio.

Podemos hacer un símil entre los carteles que se realizaron en aquel mayo del 68 y los memes y mensajes que llenan las pantallas de nuestros dispositivos hoy en pleno confinamiento (marzo, 2020), ya que ambos han sido y van a ser, en sus distintos formatos, parte del imaginario histórico que nos va a ayudar a comprender el contexto en el que se producen en todas sus dimensiones (política, medioambiental, social, económica, comercial, etc). En mayo del 68 se emplearon como medio de difusión de la ideología de las protestas llenando las calles y formando parte del paisaje urbano y revolucionario de aquel París. «Los estudiantes y profesores parisinos ocuparon la Ecole des Beaux Arts y crearon el Atelier Populaire (Taller Popular), donde crearon cientos de esos carteles al servicio de la rebelión social que acababa de empezar. Declarados armas al servicio de la lucha, los pósters se distribuyeron gratuitamente por la capital francesa para intentar llegar a todas las clases sociales. En las barricadas, en las paredes de calles y fábricas y también en las manifestaciones se podían leer los mensajes de unas obras que, años más tarde, se convertirían en una de las imágenes gráficas más emblemáticas asociadas a un movimiento de carácter social y político, según explicó Kugelberg» (Noticiasdot, 2008). Uno de los carteles expuestos es el que he elegido con la conjugación del verbo Participar en francés hasta el último pronombre Ellos subrayado con otro verbo: beneficiar. Dando cuenta de cómo los poderes (ellos) pueden beneficiarse y aprovecharse de la sociedad trabajadora (que participa en el sistema). He elegido este cartel porque es susceptible de cambio: porque puede usarse para visibilizar que se puede participar desde la responsabilidad individual de cada uno (yo), pasando por la de todos los individuos que componen una sociedad, hasta hacerla llegar al poder técnico y político (ellos), que también saldrían beneficiados de lo que se conoce como Bottom-Up; es decir, participar desde abajo hasta arriba, desde el conocimiento de la experiencia y lo cercano.

Ahora, y más desde el confinamiento, la imaginación y la creatividad se ponen al servicio de la ciudadanía para protestar, para alegrar, para distraer, para ironizar, satirizar, etc. Para manifestar, de alguna manera, nuestro derecho a la opinión y también a la libertad de elegir quedarse en casa para cuidar y ser cuidados, para participar tanto en el buen desarrollo de todo esto (a veces tan irreal y con tintes de ciencia-ficción) como en la esperanzadora frase de Todo va a salir bien.

 

Bibliografía

Noticiasdot (2008). Los carteles reivindicativos de Mayo del 68. Consultada el 26 de marzo de 2020 en http://www.noticiasdot.com/wp2/los-carteles-reivindicativos-de-mayo-del-68/

Cuadernos de Resistencia (2010). Mayo del 68 Francia. Consultada el 26 de marzo de 2020 en http://cuadernosderesistencia.blogspot.com/2012/08/mayo-del-68francia.html

Estamos MUY emocionados por la invitación a participar en estas Jornadas. Además de ser en casa, vamos a hablar de nuestra investigación con otros expertos: la vinculación emocional con el territorio, la memoria colectiva tejida en el espacio público, la identidad local de determinados espacios, la emoción urbana asignada a ciertos lugares, la apropiación del territorio y la construcción conjunta del paisaje.

Nuestros recuerdos están indisolublemente vinculados a lugares, sería bonito desempolvar viejas fotos de los vecinos de un lugar, de un centro histórico, ¿qué encontraríamos?, ¿dónde jugaban?, ¿dónde celebraban?, ¿se diferenciarían mucho de nuestras fotos digitales? Según la propia AIP, «como comunidad nos explicamos en un territorio que reúne los significados de aquellos lugares de nuestras vidas. Como seres gregarios y territoriales nos sentimos de un lugar, y la explicación de nuestra cultura y nuestro modo de vida están directamente vinculados a un paisaje […] los paisajes son construcciones físicas, pero los paisajes no existen por sí mismos, necesitan de observadores que a la vez son sus constructores… Constructores en cuanto agentes de intervención en el territorio, pero sobre todo como miembros de una comunidad-lugar que vinculan emociones y recuerdos al territorio. Desde estas premisas conceptuales hay tantos paisajes como personas asocien sus experiencias a un lugar. Hay un paisaje por cada persona y los lugares encierran significados individuales. Por otro lado, existen paisajes que pertenecen a una comunidad que comparte espacios de vida y que asigna significados colectivos a los sitios. Cuando se toma conciencia de este proceso, el paisaje se convierte en legado de la comunidad, en interés público y colectivo.
Los paisajes no son lugares, son las emociones asociadas a los sitios. Tenemos derecho a que los lugares con significados para la comunidad se preserven. Derecho de los habitantes a entender y a disponer de esos lugares, y la IP puede entregar a las
personas las herramientas para comprender los territorios sobre los que se construyen su memoria y su vida».

Éste será el punto de partida de las jornadas de Jaén: «paisaje como construcción personal y colectiva de quienes nacen, viven o mueren en un lugar. El paisaje como escenario de la vida, el paisaje como construcción emocional y funcional, más allá del paisaje como entidad ambiental».
La toma de conciencia de los significados de nuestros paisajes es poder para la ciudadanía.

Nuestra charla se titula «Habitar el paisaje urbano. Memorias de un lugar». En ella hablaremos de la importancia de la participación ciudadana para la apropiación de un lugar, de colecciones de no lugares que también tejen identidades locales, de la fuerza y la energía de la ciudadanía para mejorar sus entornos, del derecho a conservar (de diversas maneras: protegiendo, difundiendo, usando e incluso regenerando) lugares cargados de significados u otros que son vacíos fértiles en la ciudad. También hablaremos de transformaciones urbanas efímeras, sobre qué es lo que quieren transmitir y el poder de los instantes. De la ciudad de los cuidados, de los contactos y las retiradas.

Además, al final del primer día, Francisco Jiménez Rabasco, Emilio Molero López-Barajas y Estudio Atope (María Toro Martínez) realizaremos un paseo por algunos de los espacios comunitarios de agregación de la ciudad. Un paseo urbano, paseando también por lo físico-arquitectónico y lo emocional, por espacios que son objeto de nuestras vivencias, investigaciones y trabajos.

¿Te vienes? Puedes consultar la programación de las Jornadas aquí.

#verdEA #PlazaCambil

#verdEA, imagen realizada por Inma Martínez

 

Hoy participamos en la mesa de trabajo por la #culturaUrbana en la ciudad de #Jaén, invitados por la Concejalía de Juventud y por el Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Jaén. Se promueve la participación ciudadana como herramienta básica para el desarrollo y mejora de la relación entre artistas, promotores, gestores e interesados en general con la cultura, y el fin que se persigue es el de impulsar y desarrollar las distintas manifestaciones culturales que se realizan en nuestra ciudad. En este sentido, y desde un punto de vista técnico-práctico, desde el Ayuntamiento, se convoca una mesa de trabajo de la CULTURA URBANA en nuestra ciudad cuyos objetivos son:
– conectar a los principales agentes activos
– analizar y diagnosticar necesidades
– facilitar la solución de problemas
– dar viabilidad a futuros proyectos

El aforo es libre para toda aquella persona que quiera asistir como oyente a los debates propuestos, habiendo una ronda de preguntas y respuestas y una lluvia de ideas colectiva; estando la mesa integrada por un representante de cada disciplina que conforma la Cultura Urbana. 

___ INTEGRAN LA MESA ___

ARTISTAS Y PRODUCTORES CULTURALES
>> #GRAFFITI / @icatgraffiti
>> #SCOOTER / Hugo Lucas Amaro /
>> #BMX / Redouan Amallah Jiménez /
>> #GALLOS / Pablo Beltrán Cárdenas /
>> #DANZA URBANA / @qualityjaen @juanmita_jg /
>> #CALISTENIA / Pablo García Rojas /
>> #PARKOUR / Miguel Córdoba Serrano /
>> #PRODUCCIÓN MUSICAL / @Shaeta Antonio Saeta /
>> #ARTISTA URBANA / @insert_soul .Mery Espinosa /
>> #DJ MÚSICA URBANA Y ELECTRÓNICA – / Javisinmas Javier Lirio /
INSTITUCIONES
>> Concejal Mantenimiento Urbano e Infraestructuras /Francisco Padorno / @alastrincheras
>> Concejalía de Movilidad / Estefanía Plaza /
>> @ujaen Presidenta del Consejo de Estudiantes Kaoutar Errahmani /
>> @DiputaciondeJaen /Celestina Martínez Alarcón /
>> @juventudandalucia_iaj / Daniel Sánchez Puerto
>> //Coordina// Juanlu Canovaca @Canovacagestioncultural
INVITADOS
>> ARQUITECTURA Y PROYECTOS PARTICIPATIVOS / @estudio.atope /
>> @escueladeartejosenoguejaen /

___ LUGAR ___ Edificio Moneo. Antiguo Banco de España, junto a Renfe.

#CulturaUrbana #Jaén #arteurbano #culturaYciudad #culturaDEcalle #transformandoLAciudad #andalusia #Andalucía

 

 

PICUDA (Prácticas Internacionales de Conservación, Urbanismo, Diseño y Arquitectura) se desarrolló del 14 al 18 de octubre en el marco de la ciudad de Granada, siendo esta vez el Patrimonio el protagonista de dichos talleres: Taller práctico para la gestión, conservación y apreciación del patrimonio cultural íbero-americano. Live the place!

Tanto las visitas programadas, como las charlas impartidas, nos han parecido de una calidad excepcional gracias a los organizadores. Y los talleres los hemos disfrutado muchísimo, ya que hemos tenido la suerte de compartirlos con profesores de universidades tanto españolas como latinoamericanas. Nuestro taller se denominaba #elUrbanismoSensible, y lo llevamos a cabo junto a Ana María Lara, arquitecta mexicana especializada en protección y conservación de bienes inmuebles históricos desde hace ya más de 20 años.

Explicamos a través de esta presentación nuestro trabajo en el estudio, centrándonos en los procesos participativos, en los talleres de arquitectura y patrimonio, y en las acciones urbanas efímeras que hemos realizado en espacios públicos insertos en tramas históricas en estos últimos años, ya que los espacios públicos históricos van a ser el eje de nuestro trabajo estos días (al igual que en el anterior PICUDA con nuestro taller De cIUdadano a cUIdadano). Definimos las acciones planificación gestión urbana, y dimos a conocer entre los alumnos la diferencia entre ellas a la hora de hacer ciudad. Mediante ejemplos reales se explicaron otras posibilidades que incorporaban la participación ciudadana, la apropiación, el empoderamiento, la identidad y la memoria colectiva en las políticas de intervención del espacio público; todos ellos reflejan la oportunidad de cambiar los procesos urbanos y formar técnicos que puedan trabajar bien dentro de las administraciones públicas encargadas de gestionar la ciudad, o bien como trabajadores independientes en trabajos urbanos determinados, independientemente de su formación (con esto nos referimos a que no han de ser arquitectos necesariamente). 

También comentamos varias técnicas de creatividad social (muchas de ellas provenientes del Design Thinking -pensamiento creativo-, que tiene sus inicios en la rama del marketing) empleadas en el análisis y diagnóstico colectivo del espacio público, dando a conocer herramientas para elaborar acciones y dinámicas acorde con estrategias colaborativas y metodologías participativas de intervención en espacios públicos; así como medidas para sensibilizar y difundir la importancia de la mejora de la calidad de nuestros espacios urbanos y de su activación social, cultural y económica. Nos detuvimos especialmente en el proyecto de Regeneración de espacios públicos para la ciudadanía en el entorno del castillo de Martos (Jaén), donde explicamos, comentamos y debatimos con los alumnos el proceso, la estrategia, la metodología, los aciertos y los errores.

Tras esta breve introducción, ¡nos pusimos manos a la obra! Teníamos preparadas dos técnicas de creatividad social para hacer el taller mucho más práctico y transversal, aprovechando las distintas disciplinas que tenían tanto alumnos como profesores. Por falta de tiempo, sólo ejecutamos una de ellas: el pensamiento hexagonal. Ésta es una técnica, que al igual que las demás, parte de una metodología para la innovación social que va relacionando ideas entre sí a través de figuras geométricas: genera en poco tiempo soluciones que surgen del pensamiento colectivo (siendo origen de negociaciones, lluvia de ideas, debates y consensos), da voz a los usuarios empoderándolos y democratizando los procesos, conecta la sensibilidad y métodos de los técnicos con los deseos de los participantes/usuarios para establecer criterios técnicos viables que generen estrategias multidisciplinares prácticas y funcionales. Todas ellas son muy útiles para comprender, desde lo lúdico y lo práctico, trabajando desde lo creativo y también desde lo analítico, y a través de procesos donde priman los contenidos visuales y plásticos, los problemas, necesidades y deseos de los usuarios de un lugar, estando fuertemente unidos al conocimiento local y a la experiencia de habitar el lugar. Las ideas que surgen en estos procesos nacen de lo plural para actuar en lo puntual.

Durante los 4 talleres que realizamos en distintas plazas (Albayzín, Territorio Alhambra, Guadix y Santa Fe), pudimos experimentar, explicar y practicar con los alumnos esta técnica (nos hubiera encantado explicar y practicar el árbol de problemas y de soluciones, ¡y el tiempo no nos dio para más!); siendo tanto las jornadas como los resultados muy satisfactorios:

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La Ciudad Amable (en adelante, LCA) es una iniciativa de la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía cuyo objetivo es abrir un nuevo camino en las políticas de intervención en el espacio público por parte de las administraciones, para que éste sea asumido como lugar de la colectividad mediante su activación social, cultural y económica. En el año 2013, Martos (Jaén) se adhiere al programa con el deseo de regenerar las 3 calles del entorno inmediato del Castillo; es decir, la Fortaleza Baja.

Con estas premisas, Estudio Atope (equipo encargado de la redacción del proyecto) comienza la elaboración del proceso de regeneración, facilitando que desde el análisis hasta su ejecución y devolución, la participación ciudadana estuviera presente. Para el equipo redactor será importante resaltar en todos los ámbitos que no sólo es deseable regenerar la dimensión física (arquitectónica y urbanística), sino que se pretende incidir en otras dimensiones como la social, medioambiental, económica, etc., para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y apostar por un turismo amable y sostenible.

Este artículo se detiene en describir el análisis participado que dio lugar al proyecto de ejecución, cuyas obras comenzarán en 2020.

DÓNDE: EL LUGAR
El ámbito de intervención se ubica en el conjunto histórico de Martos (Jaén), situado en la parte alta del municipio por razones estratégico defensivas. El espacio público del entorno de la torre del Homenaje (calle Primero de Mayo), torre Almedina (calle Castillo) y el adarve medieval situado en calle Almedina, alberga gran parte de la memoria colectiva en sus estrechas y empinadas calles, salpicadas de lonjas y patines1.

POR QUÉ: MOTIVACIONES DEL PROYECTO
El núcleo antiguo de Martos ha sufrido, como muchos otros, un despoblamiento progresivo. Esto se debe a que la ciudadanía busca zonas más llanas y accesibles donde vivir, y a que durante mucho tiempo se ha apostado por crear nuevas zonas de urbanización mientras que los corazones de nuestras ciudades veían desaparecer comercios, habitantes y equipamientos básicos para el día a día.
Con el paso de los años se ha convertido en un barrio donde viven familias con escasos medios (familias inmigrantes que buscan rentas bajas) y población envejecida sin posibilidad de desplazarse (personas mayores que no quieren irse bien porque no pueden económicamente, bien porque sienten que el barrio es su casa aunque no les ofrezca las posibilidades que podría).

La sensación de inseguridad hacia el mismo es generalizada: tanto de las personas que viven en el barrio como de las de fuera. Sufriendo las primeras tanto los problemas de tráfico de drogas y robos (que provienen, supuestamente, de una sola vivienda), como el racismo que a veces se arroja sobre ellas. Todo esto ha convertido al barrio en una zona marginal que provoca que no exista ni apropiación hacia el mismo ni sentimientos de identidad que establezcan estrategias que lo protejan, mantengan y difundan. Por lo tanto, es complicado que quienes residen allí puedan percibir el entorno como suyo y que el resto de la población lo acoja como parte de su memoria histórica.
En este contexto, el primer paso fue diseñar un proceso participativo para establecer marcos de relación con el territorio, promover el apego hacia los espacios públicos para su desarrollo y difundir su patrimonio. En todos los momentos del proceso, se quiso implicar a:
> Vecinas y vecinos de las tres calles objeto de intervención: comunidad marroquí (familias con niños que se instalan definitivamente tras la campaña de la aceituna) y comunidad española (población envejecida y personas dedicadas al contrabando de droga). Fue fundamental diseñar actividades junto con las técnicas del área de Bienestar Social para implicar a las mujeres de la zona, tanto a las amas de casa de avanzada edad como a las mujeres marroquíes que no suelen participar de actividades y socializaciones en el espacio público.
> Asociaciones culturales y vecinales que trabajan en el barrio.
> Concejalías relacionadas: urbanismo, participación ciudadana, juventud y festejos, bienestar social, desarrollo local, educación, turismo y patrimonio.

Aprovechando el marco de LCA, la iniciativa de regeneración urbana integral partía de considerar la importancia del entorno elaborando un proceso participativo basado en escuchar a la ciudadanía, en establecer vínculos entre personal técnico y residentes, y entre estas personas con su territorio, para obtener un proyecto real adaptado a las necesidades del municipio. Otros retos eran:
> Asegurar la existencia de un grupo motor que trabajara en la propuesta desde abajo.
> Que el ayuntamiento mantuviera, desde arriba, la labor de fomentar la cohesión vecinal a través de las actividades iniciadas durante el análisis participado, que trabajase de forma multidisciplinar en ello a través de la colaboración entre concejalías y que asegurase de esta manera el mantenimiento del proyecto de ejecución a través de la apropiación forjada durante todo el proceso. El proyecto nacería así de las necesidades y demandas de la ciudadanía, asegurando la perpetuidad del mismo y, paralelamente, intentaría devolver la vitalidad y habitabilidad perdida a estas calles históricas.

PARA QUÉ: OBJETIVOS
1. Conseguir que en el diagnóstico participado se integraran la mayor parte de los actores urbanos afectados y/o implicados en el hecho de hacer barrio.
2. Coordinación con el resto de personas de distintas disciplinas que intervienen o habían intervenido en la zona (arqueología, historia, restauración, arquitectura, educación social, trabajo social, etc.), tanto desde la institución como desde asociaciones o colectivos por cuenta propia.
3. Enlazar las acciones de participación propuestas con las actividades dedifusión llevadas a cabo por parte de asociaciones, colectivos y el propio ayuntamiento. Fundar sinergias y fortalecer las ya existentes.
4. Establecer una reunión mensual que asegurase la cooperación entre distintas concejalías durante la duración del proyecto (con el deseo de que continúen periódicamente tras éste) y compartir la programación de cada una sobre la zona para su posterior coordinación.
5. Concienciar sobre la importancia de dar prioridad al peatón y difundir los valores de las “ciudades medias” (ESPINO HIDALGO, 2015) y las slow-cities.
6. Realizar actividades previas que tejan conexiones tanto con el espacio a intervenir como entre los vecinos y residentes en la zona, implicando activamente a la sociedad en las labores de regeneración y transformación urbana. La estrategia del proceso participativo afianzará la conservación y mantenimiento del proyecto trabajando desde la sensibilización, la educación, la puesta en valor del conjunto histórico, el contacto y el conocimiento. Es importante resaltar que para apropiarse de un espacio es necesario habitarlo, es decir, que “sus vivencias, aspiraciones, tiempos, ritmos y actividades se inscriban en el espacio y se dirijan al reconocimiento de los habitantes en la producción del espacio urbano (como deseo y necesidad de hacer)” (MARTÍNEZ, 2014).
7. Recoger las opiniones y demandas de los distintos colectivos e instituciones participantes durante las acciones, talleres y dinámicas participativas. Incluirlas en el proyecto tras su análisis técnico.
8. Generar funciones urbanas inexistentes a día de hoy en el tejido urbano histórico de Martos incluso desde las primeras actividades de participación. Funciones que deberían ser “definidoras del hecho urbano” (NAVAZO, 2015), capaces de fomentar las relaciones sociales y vecinales: niños y niñas jugando, turistas y/o marteños paseando, vecinos tomando el fresco en las puertas de sus viviendas…
9. Conseguir a través de los talleres, y también de otros cauces, el diálogo entre concejalías y el resto de ciudadanía:
> Crear una figura jurídica que vele por la integridad del proyecto: la Comisión de seguimiento o Consejo vecinal. Ésta aglutinaría bajo un mismo paraguas a distintas asociaciones, colectivos y ciudadanos a título individual. Si esto no fuera posible o viable, entonces al menos se desea formar un grupo motor para cumplir este objetivo.
> Firmar un Protocolo de actuación o Contrato de barrio entre Ayuntamiento y la nueva plataforma creada para asegurar un escenario de participación entre concejalías y el resto de ciudadanía tanto durante la duración del proyecto como en su posterior recepción por parte de los vecinos.
> Dar a conocer los elementos identitarios del municipio marteño en el espacio público para que sigan vivos en la memoria colectiva: el patín y la lonja.
> Impulsar y volver a implantar el comercio local y la artesanía de la zona como elementos propios que potencien el turismo, la empleabilidad y la economía.
> Seguir los preceptos que marca el PGOU de Martos y la Ley de Patrimonio Histórico Andaluz 14/2007.
> Elaborar un programa a largo plazo a cargo de las concejalías implicadas y del grupo motor (o de la colaboración de ambos), que contenga actividades para afianzar los vínculos con el territorio e implicar a la sociedad en las labores de mejora del mismo y para consolidar la conservación preventiva y la continuidad de los planes de rehabilitación y desarrollo. Se habrá de apoyar en los que ya tienen en marcha tanto ayuntamiento como asociaciones vecinales y culturales, para no cesar de realizar acciones de difusión, desarrollo y apropiación (tanto del lugar como del proyecto) hasta que empiecen las obras. Esto es muy importante, ya que muchas veces el tiempo que transcurre desde que se redacta un proyecto hasta su puesta en marcha se dilata bastante y
esto hace que se adormezca la ilusión y la atención vertida sobre el mismo. Durante la ejecución del proyecto urbano también se prevé desarrollar actividades paralelas como si de un Programa “Abierto por Obras” (Canal Patrimonio, 2016) se tratara.

PARA QUIÉN–A QUIÉN: ACTORES URBANOS
En una de las primeras reuniones entre personal técnico y ciudadanía, se trazó de forma colaborativa y a través de un sociograma, un mapa de actores específico para la zona de intervención cuyo análisis fue muy interesante.
También se describió el tipo de relaciones que se establecían entre ellos y cómo se podían fortalecer o mejorar en beneficio del barrio. Se detectan 3 grupos dentro del proceso de trabajo del análisis participado:
1. Instituciones: Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Martos, promotores del proyecto.
2. Parte técnica: personal técnico (hombres y mujeres) tanto del Ayuntamiento como de la Junta. En esta parte también se encuentra el equipo de redactor de proyecto, quién al elaborar y ejecutar paralelamente el proyecto participativo, sirve de facilitador entre los distintos actores y de coordinador de reuniones, acciones y actividades.
3. Ciudadanía: cualquier persona interesada a título individual, juntas directivas/representantes/vocales de diferentes asociaciones vecinales y culturales, centros educativos y centros religiosos.

CÓMO: METODOLOGÍA
Los métodos empleados para la consecución de objetivos se basaron en la puesta en valor y la difusión del legado patrimonial de Martos: si no sé lo que tengo que proteger, es imposible que lo proteja y lo respete. Se elaboró una estrategia basada en la generación de sentimientos de identidad, vinculados a lo local, lo emotivo y lo cercano. Se fomentó la concienciación social acerca de la importancia de la conservación y protección del patrimonio de nuestras ciudades no sólo como ciudadanía de las mismas, sino como ciudadanía, asumiendo la co-responsabilidad del acto de hacer ciudad, comprometiéndonos con el mantenimiento de sus valores. Esta toma de responsabilidad es la que garantiza la continuidad de los procesos participativos urbanos.
En primer lugar, se desarrolló un diagnóstico participado donde se usaron técnicas de creatividad social para conseguir un análisis colectivo de la zona de intervención. También se realizaron acciones urbanas para dar contenido a las calles antes de su transformación, experimentar el cambio positivo de plaza de aparcamiento a espacio público de disfrute, para trabajar en la unión vecinal y favorecer que los vecinos se identificaran con su espacio público.
Las acciones que se realizaron fueron las siguientes:
> Reuniones con personal técnico del Ayuntamiento para explicarles el proceso.
> Reuniones con vecinas y vecinos, asociaciones vecinales y culturales para explicarles el proceso y el proyecto.
> Reuniones mixtas de personal técnico y vecindad para realizar un mapa de actores involucrados (sus fortalezas y debilidades) mediante un sociograma.
> Reunión mixta donde se trazó un árbol de problemas con una posterior propuesta de árbol de soluciones en torno al ámbito objeto de estudio.> Encuestas online y a pie de calle.
> Mapeo colectivo en la calle como herramienta colectiva de diagnóstico participado.
> Priorización de acciones entre todos.
> Acciones de sensibilización y concienciación del espacio cedido por el vehículo al peatón: nos sumamos al movimiento global PARKing DAY y trabajamos con escolares de la zona en #educAcción.
> Devoluciones: acciones y visitas durante la ejecución de obra.
> Devoluciones: próxima exposición pública con toda la información recibida.

Con este análisis colectivo por parte de la ciudadanía (personal técnico de ayuntamiento, vecinos y vecinas a título individual y representantes de asociaciones vecinales y culturales), sumado al análisis técnico del equipo redactor y supervisión por parte de la Junta, se confeccionó el proyecto de ejecución priorizando acciones para las 3 calles objeto de intervención. Éste consiste en:
> Poner en valor y dar entidad a las dos entradas a la antigua Fortaleza (C/ Almedina y C/ Primero de Mayo).
> Subrayar la conexión entre las dos torres existentes (la del Homenaje y Almedina) a través de un pavimento que tenga coherencia con el espacio a actuar (las actuales lajas de piedra datan del año 2000 y son ajenas al municipio).
> Tener en cuenta las características urbanas y sociales del sitio.
> Favorecer en la medida de lo posible la movilidad.
> Aprovechar este movimiento de tierras para renovar las obsoletas instalaciones urbanas, cuya funcionalidad muchas veces se ve comprometida.

Las calles serán de uso mixto: peatón y vehículos rodados, dando prioridad a los primeros y cediéndoles el protagonismo que les fue arrebatado por los vehículos privados en los escenarios urbanos. Se definen itinerarios exclusivamente peatonales en el perímetro de las calles, se restringe el tráfico en la zona y también el aparcamiento (que será alterno a un solo lado de la calle según meses o quincenas, a decidir), se transforman 8-9 plazas de aparcamiento en espacio público de estancia con mobiliario urbano adecuado en rincones que ya existían en la memoria. Una apuesta del proyecto es mantener la identidad de elementos urbanos, por lo que se les da mayor entidad y presencia a los patines existentes para consolidar la vecindad y las noches de verano al fresco de la calle. Los distintos pavimentos empleados se han elegido para mejorar la movilidad y para evocar el antiguo empedrado marteño, perdido en el municipio a excepción de un pequeño tramo de una calle del centro histórico. Las pequeñas piezas de granito penetran hasta el antiguo adarve dialogando con la muralla existente.

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EVALUACIÓN: CONCLUSIONES Y RESULTADO
El proyecto participativo consiguió en sus fases iniciales atraer a un gran número de personas pertenecientes a diferentes colectivos, lo que abrió la diversidad de opiniones y de miradas hacia el lugar. Conforme avanzaba la fase de diagnóstico participado el problema era retener dicha atención cuando se incidía solamente en el espacio público, por lo que se elaboró un programa en colaboración con distintas concejalías para desarrollar actividades lúdicas a pie de calle en las que seguir recogiendo información y, sobre todo, mantener la vinculación de la población marteña con el proyecto.
Durante todo el proceso de análisis, el trabajo multidisciplinar que se desarrolló con las y los técnicos de las concejalías implicadas fue vital para la transferencia de conocimiento sobre el área en la que se estaba trabajando, ya que muchas veces se tenían percepciones distintas sobre un mismo problema por falta de tiempo para poder trabajar transversalmente. El proceso participativo fue una oportunidad espléndida para el intercambio de opiniones y la creación de propuestas de mejora integrales.
Las acciones que se desarrollaron en el espacio público respondieron a uno de los objetivos con los que habían nacido: llenar de contenido las aceras, sacar a la gente de sus casas, que se relacionaran entre sí, que opinaran de sus calles y su entorno y poder recoger sus demandas para trasladarlas a las instituciones implicadas. Otro objetivo casi alcanzado fue crear sinergias entre asociaciones y colectivos, y acercar la relación entre comunidades distintas para generar lazos de confianza más allá de las fronteras imaginarias (por ello fue muy simbólico que en todas las reuniones estuvieran representantes de las dos comunidades religiosas).
Dentro del proceso participativo, los niños y niñas tuvieron un papel protagonista al dedicarles varias jornadas para explicarles la importancia de su entorno y del cuidado y difusión del mismo. Se convirtieron en verdaderos pensadores urbanos, analizando y proponiendo; sintiendo que realmente podían ser parte del cambio para la mejora urbana de su barrio incorporando elementos de éste a su cotidianeidad: jugar en la calle, recoger mi basura, conocer a mis vecinos, comprar en mi barrio, reivindicar un espacio para estar con mis amigos, favorecer la convivencia a raíz del respeto entre diferentes,…

El diagnóstico participado quería conseguir que todos sintieran el proyecto como propio; si esto se hubiera conseguido al 100%, hubiera facilitado que se dieran los cauces necesarios para que desde la administración y desde la ciudadanía se siguieran proponiendo actividades a largo plazo en este espacio público para su dinamización y para reivindicar la importancia del peatón sobre el vehículo privado. Para seguir activando el barrio faltó institucionalizar el proceso a través de una figura jurídica que velara por los intereses de todos los ciudadanos, y dotarlo de compromiso a través de un protocolo de actuación o contrato de barrio. Las actividades de dinamización hubieran sido el marco idóneo para erradicar la inseguridad que provoca la zona, ya que como se ha comprobado en diversas ciudades, cuantos más ojos hay en la calle, cuantos más lazos de confianza hay, más seguros son nuestros espacios públicos (JACOBS, 1961).
Es fundamental mantener la ilusión del proyecto a través de la continuidad de acciones; y más aún, creer en él más allá de usarlo como recurso propagandístico. El análisis participado de Martos fue de una calidad excepcional gracias a sus participantes. Hay que seguir amasando la cohesión vecinal, fomentar la diversidad, aprovechar las propuestas esbozadas, ponerlas en práctica y relacionarlas entre sí para que el proyecto siga vivo una vez se retire el equipo técnico y se transfiera a ciudadanos y funcionarios.

* ARTÍCULO ORIGINAL PUBLICADO EN LA REVISTA PH98 *

BIBLIOGRAFÍA
• ABIERTO por obras (2014) Canal Patrimonio [en línea] <http://www.canalpatrimonio.com/abiertoporobras> %5BConsulta: 11/06/2019]
• ESPINO HIDALGO, B. DEL (2015) Ciudades medias, paisajes y espacios de transición: hacia una búsqueda de las claves de sostenibilidad del tejido histórico territorial del sur de la Península Ibérica. Barcelona: Departament d’Urbanisme i Ordenació del Territori. Universitat Politècnica de Catalunya, 2015) Disponible en: <https://upcommons. upc.edu/handle/2117/79373&gt; [Consulta: 11/06/2019]
• JACOBS, J. (2011) Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid: Capitan Swing, 2011
• MARTÍNEZ, E. (2014) Configuración urbana, habitar y apropiación del espacio. Barcelona: Universitat de Barcelona, 2014
• NAVAZO, M. (2014) 10 Mitos sobre movilidad urbana. The Metropolitan Mobility Observatory (MMO) [en línea] <http://observatoriomovilidad.es/en/news/295-10-mitos-sobre-movilidad-urbana.html&gt; [Consulta: 11/06/2019]

Un día de verano una amiga nos envió un proyecto maravilloso, Los lugares fértiles, de Pilar Soto (Jaén, 1984). Durante el verano pasado, la Residencia de Arteducación MCTM del Museo Thyssen de Málaga recayó en esta artista y Doctora en Bellas Artes con Mención Internacional (2017).

El proyecto proponía que los espacios residuales de la ciudad se erigieran como los nuevos lugares fértiles para el desarrollo de la creatividad. Para ello, se utilizó el interior del museo como “laboratorio de ideas” y el espacio seleccionado como “lugar fértil” (solar de Caffarena) se transformó en el lugar de inspiración y acción, donde el contacto con la tierra y el desarrollo de la vida fueron uno de los ejes principales para la creación. En un juego de interior y exterior el proyecto pretendía crear redes entre la comunidad artística y los habitantes de la zona con el fin de generar sinergias y experiencias que derribaran los muros entre el arte y la cotidianidad. El proyecto eco-artístico transformó un espacio urbano de la ciudad de Málaga a través de la intervención de los participantes que asistieron al laboratorio de creación desarrollado a lo largo del mes de julio de 2018 en el Museo Carmen Thyssen Málaga. El Solar de Caffarena, en el distrito de Teatinos, se convirtió durante unos días en un punto de encuentro transdisciplinar de reflexión socioambiental y experimentación. Un laboratorio formulado desde la co-creación, la sensibilización  medioambiental y su vinculación con las prácticas artísticas colaborativas en el espacio público. El objetivo del programa puesto en marcha por la residente, en colaboración con el Área de Educación del Museo, fue fomentar el pensamiento crítico, el desarrollo creativo y la conciencia ecológica para generar espacios comunes más libres y en equilibrio con la naturaleza.

Una idea muy conectada con nuestros proyectos de regeneración de solares en el conjunto histórico de Jaén. En el caso de Pilar, la idea era activar, mediante metodologías artísticas, a un grupo de personas para que individual y/o colectivamente reflexionen y proyecten sobre un posible “lugar fértil” cercano al Museo. En nuestro caso, el objeto del proyecto era activar la participación ciudadana, especialmente a nivel de barrial (con conocimiento desde la experiencia, lo cercano y el contacto; lo vivencial), para que la regeneración de los solares partiera de necesidades reales y para que su mantenimiento en el tiempo fuera el resultado de la apropiación del territorio, además de una cooperación entre habitantes del lugar e instituciones, todo con asesoramiento técnico tanto municipal como externo. De esta manera, un vacío urbano abandonado pasaría a ser parte de la red de espacios públicos de la ciudad (tan carente de ellos, especialmente en la zona antigua), un escenario urbano para el disfrute y desarrollo de la vida.

>> Así que, como imaginaréis, hemos empezado a maquinar y a tejer redes de trabajo colaborativas…

 

 

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