
El viernes 6 de mayo, familias de toda Europa, a través de sus centros educativos y sus respectivas AMPAS, organizaron eventos para reivindicar #CallesAbiertasParaLaInfancia capitaneados por Clean Cities. #StreetsForKids es una iniciativa coordinada a nivel europeo que nace para fomentar entornos escolares seguros, que faciliten la autonomía infantil en los itinerarios casa-colegio-colegio-casa al ser accesibles y amables para los peques. Así se disminuye la contaminación en el entorno escolar, se consiguen calles lentas que reducen los accidentes de tráfico y se promueven otras formas de movilidad urbana más sostenibles y saludables para la comunidad educativa en general. Fue la mayor movilización europea para conseguir calles sin coches alrededor de los colegios y pedir #StreetsforKids!
Cuando desde el AMPA Almazara vimos la convocatoria, decidimos proponérsela al equipo directivo del C.E.I.P. Nuestra Señora de la Capilla para llevarla a cabo. Desde el primer momento la comunidad educativa se volcó con el evento. Fue un trabajo colaborativo precioso, ya que desde el principio elaboramos entre todos las actividades y, posteriormente, fueron los docentes los que trabajaron durante la semana previa con los niños y niñas del centro para «poner la calle bonita» y los miembros del AMPA los que pusimos todos los medios posibles para hacerla realidad.
Durante la intensa y maravillosa mañana del viernes 6 de mayo tuvo lugar en Calle Andújar «Del cole a la calle» · «Perdonen las molestias, estamos jugando para ustedes» (Francesco Tonucci). Fue una mañana llena de contenido en esta calle aledaña al cole y donde se produce la entrada y salida de los más pequeños en un espacio constreñido y de prioridad para el transporte privado.
A lo largo de la jornada, la calle se abrió para la infancia y se cerró durante unas horas al tránsito de vehículos, protagonistas únicos de la escena urbana.
Se dotó a esta vía de una animada vida de barrio gracias (1) a que la entrada y salida de los peques se produjo de una forma totalmente distinta (se animó a las familias a acudir este día al centro de una forma más sostenible), festiva y sorprendente (tanto los alumnos y alumnas como sus familias estaban totalmente sorprendidos por el cambio que había tenido lugar en la calle), y (2) a que se desarrollaron actividades que normalmente se realizan dentro del centro: clases de música, de educación física, de plástica, de matemáticas, el poder disfrutar de la merendola del recreo, etc.
Todo esto sirvió para visibilizar:
- La posibilidad de la transformación parcial de la calle apostando por una flexibilización de usos entre los perennes aparcamientos y la ampliación de acerado de entrada al cole con aceras continuas formando una plataforma única donde los bolardos y las vallas den paso a la vegetación (macetas, alcorques, jardineras,…).
- Las ventajas de reducir la entrada de los vehículos para dar paso a caminos seguros al cole con itinerarios más amables y accesibles, fomentando la autonomía de los peques y también otras formas de movilidad urbana más saludables y sostenibles (a pie, en patinete, en bici,…).
- Los beneficios de reducir la velocidad del transporte privado para generar calles lentas que aumenten la seguridad de los itinerarios a pie.
- La importancia de la participación ciudadana para el re-diseño de las calles, ya que es importante escuchar las voces de los más reticentes a la peatonalización. Y asegurarles que nunca se corta el paso a emergencias (bomberos, ambulancias,…) y tampoco a carga/descarga que sirve tanto al propio centro como a los locales comerciales de la zona (quienes seguramente verían incrementadas sus ventas si esta calle tuviera más paso/paseo de peatones y también quizás, se animaría algún negocio más a instalarse en esta calle).
De repente, Calle Andújar fue escenario urbano practicado, cantado, jugado, re-inventado, re-decorado, re-diseñado, hackeado y pintado con mil colores. Fue tablero de juego y también espacio educativo. Fue la práctica urbana más sencilla y que dejó de serlo en un in-determinado momento de nuestra vida donde la ciudad se tornó insegura: el juego en la calle. En definitiva, Calle Andújar fue vivida. Se coloreó la calle y el colegio, sus fachadas y sus transversales sobrias y sin ritmo. Se cambió el ruido de los coches y el humo del día a día por escuchar la actividad los niños/as y, ¿puede haber un sonido más bonito en la ciudad que el de los niñ@s jugando en sus calles? Si la ciudad es segura, amable, accesible y lenta para ellos, lo es para casi todo el mundo.
