>> El reto de las nuevas agendas urbanas (NAU): del urbanismo de los conceptos al de las personas

La Nueva Agenda Urbana (NAU), elaborada en Quito, es un documento que enumera una serie de objetivos “para lograr un futuro mejor y más sostenible en el que todas las personas gocen de igualdad de derechos y de acceso a los beneficios y oportunidades que las ciudades pueden ofrecer” (HÁBITAT, 2016). Constituye una amplia declaración de intenciones positivas para las ciudades y sus habitantes, que también presenta fuertes contradicciones: 

  • Fue redactado antes de comenzar el encuentro, por lo que los debates centrales se desvirtuaron. Además, “las personas que llegaron a la reunión oficial lo hicieron más para visibilizar proyectos, legitimar posturas y vender ilusiones que construir un horizonte para las ciudades” (CARRIÓN, 2016). Todo esto hizo que el foro se convirtiera en una especie de feria de exposiciones donde la ciudad fue tomada como objeto. 

  • En dicha redacción no participaron todos los agentes que intervienen en el acto de hacer ciudad, cuando en múltiples epígrafes se describe la importancia de contar con ellos y empoderarlos. Como expresa Borja (quien, junto con Fernando Carrión, organizó en Bogotá un foro alternativo a Hábitat III), la cuestión es si los gobiernos locales pueden ejecutar sus planes y proyectos, ya que son los Estados quienes “definen recursos, grandes infraestructuras, transportes regionales y nacionales, diseñan las políticas sociales, de vivienda, urbanística… pero no tienen sensibilidad ciudadana ni conocen la integralidad de la realidad urbana”. Refiriéndose al foro, Carrión (2016) afirma que “la cooperación internacional diseñó las políticas, los gobiernos nacionales se comprometieron y los municipios deberán acatar lo resuelto”; otra vez el consabido de arriba hacia abajo cuando lo que se promulga en el documento es justamente lo contrario. 

  • Se abusa del urbanismo de los conceptos, donde los objetivos son archiconocidos y han sido debatidos, estudiados y teorizados: frente a la inseguridad ciudadana propone una ciudad segura, frente a la ciudad de desigualdades sociales sugiere la inclusiva y diversa, etc. 

En resumen, se enumeran unos objetivos que en ocasiones resultan demasiado ambiciosos obviándose el cómo, el quién y el para quién. Esto se visibiliza muy bien en una acción que surgió paralela al foro: la ruta de la Experiencia. Una intervención singular de urbanismo táctico para mostrar cómo conferencias internacionales de este tipo aterrizan en las ciudades con financiación, actividades y charlas de las que el ciudadano de a pie no tiene conocimiento, para dejarlas vacías al día siguiente. Su deseo fue “crear un proyecto que cambiara realmente un área de Quito para dejar un legado después de que el show se fuera de la ciudad” (URBANOS, 2018). 

Imagen 01: @estudioatope. Taller de Arquitectura y patrimonio para niños #tEAtraeNuestroPatrimonio, Jaén, 2015.

¿No podría ser la NAU una oportunidad para elaborar una guía metodológica que sea el punto de partida para trabajar en el urbanismo de las personas, un urbanismo participativo que parta del conocimiento y las experiencias de lo local, lo cercano y lo vivencial? Una herramienta que diera claves y pautas sobre cómo elaborar estrategias y metodologías multidisciplinares con técnicos formados, que incorporase a todos los actores, que visibilizara y mapeara experiencias que sirvieran a otros municipios con problemáticas parecidas. El reto de las NAU es ser un instrumento de trabajo que pueda ser aplicado y moldeado en función de cada comunidad y sus dimensiones físicas, medioambientales, sociales, políticas, económicas, urbanísticas, arquitectónicas, etc. Que promueva la participación ciudadana no como hechos aislados, instalaciones efímeras o momentos de información y consulta, sino como procesos a largo plazo que generen compromisos sociales e institucionales para que ésta sea efectiva y no se quede en palabras o acciones puntuales. 

Los objetivos son los mismos desde hace décadas, siendo los movimientos sociales y los colectivos técnicos (la crisis fue una oportunidad de reinventar profesiones y volcarse en que lo social tuviera el mismo peso que lo científico y lo político) los que han conseguido hacer realidad transformaciones urbanas comenzando desde abajo, muchas veces al margen de las administraciones o con trabas por parte de éstas debido al miedo a perder las estructuras de poder convencionales. Es necesario salir a la calle desde ayuntamientos y oficinas; y cooperar. Cooperar entre disciplinas profesionales, entre concejalías, asociaciones y con la población en general. Como decía Jane Jacobs, “el urbanismo se ha de embarcar en la aventura de verificar el mundo real”. 

No es posible hablar de urbanismo participativo si no se cree en él más allá de nombrarlo para obtener subvenciones o votos; hay que creer en el proceso, evaluar cada paso, volver atrás, legitimar acciones, generar figuras jurídicas que representen y comprometan a los vecinos, descentralizar las instituciones y contar con la ciudadanía empoderada, preparada e informada para llegar al detalle de la realidad urbana. Se habla mucho del tejido asociativo (CASTILLO, 2016) y hay que ir más allá, ya que muchas veces las asociaciones están politizadas y no representan al conjunto de la ciudadanía. Hay que inventarse nuevas formas de participación y representación a pie de calle, apoyándose en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. 

En el urbanismo de las personas el patrimonio puede tener un papel fundamental para “la rehabilitación y revitalización de las zonas urbanas, el fortalecimiento de la participación social y el ejercicio de la ciudadanía” (HÁBITAT, 2017). Observemos el incendio de Notre Dame, ¿qué fue ese sentimiento colectivo que se generó aquella tarde? La pérdida de un símbolo cultural que va más allá de las fronteras parisinas y francesas, un hecho palpable de cómo “la herencia construida es uno de los últimos signos de cohesión social de los que disfruta el ser humano” (DE MOLINA, 2019). Hay que aprovechar la capacidad del patrimonio para “cohesionar individuos en algo superior a ellos” (DE MOLINA, 2019) gracias a que éste teje la memoria y la identidad colectiva de la sociedad. Y esto debe ser escuchado por las instituciones (ya sean locales, estatales o internacionales), deben aprovechar esta chispa de la participación y ser sensibles a la opinión de sus ciudadanos, para darles voz e incorporar sus deseos (estudiados, contrastados y analizados por técnicos especializados) en los procesos de transformación y mejora urbana. 

Imagen 02: @elcreata. Imagen nacida por la reforma de la Plaza Deán Mazas en #Jaén (2018), donde parte de la ciudadanía solicitó y expresó mediante varias acciones, que finalmente no tuvieron éxito, que se mantuviera el pavimento característico de la ciudad. «El suelo de una #ciudad que vio nacer a sus habitantes, es el fiel testimonio que revela el amor o la desidia de los que comparten esas tierras; los unirá o los separará para siempre»

BIBLIOGRAFÍA 

BORJA, J. (2016) Cumbres como Hábitat III son una farsa. Semana [en línea], 21 de octubre de 2016 <https://www.semana. com/nacion/articulo/habitat-iii-criticas-del-urbanista-jordi-borja/499743> [Consulta: 15/04/2019] 

CARRIÓN, F. (2016) La “Agenda Oculta” de Hábitat III en Quito. El País [en línea], 14 de noviembre de 2016 <https://elpais. com/elpais/2016/11/10/seres_urbanos/1478767051_442355.html> [Consulta: 15/04/2019] 

CASTILLO, A. (2016) Relaciones entre ciudadanía y agentes patrimoniales desde la perspectiva de la investigación académica: retos pendientes en la gestión del patrimonio cultural. Revista PH [en línea], n.º 90, 2016, pp. 205-207 <http://www.iaph.es/revistaph/index.php/revistaph/article/view/3802&gt; [Consulta: 26/04/2019] DOI: https://doi.org/10.33349/2016.0.3802 

DE MOLINA, S. (2019) Arde y no se quema. Sobre el incendio en Notre Dame y el papel de la arquitectura. Fundación Arquia Blog [en línea], 22 de abril de 2019 <https://blogfundacion.arquia.es/2019/04/arde-y-no-se-quema-sobre-el-incendio-en-notre-dame-y-el-papel-de-la-arquitectura/&gt; [Consulta: 15/04/2019] 

AGENDA urbana española [en línea] (2018) Gobierno de España, Ministerio de Fomento, 2018 <http://www.aue.gob.es/&gt; [Consulta: 15/04/2019] 

GUERRERO CASAS, M. (2019) Las calles que nos abren (o nos cierran) al mundo. El País [en línea], 10 de abril de 2019 <https://elpais.com/elpais/2019/04/08/seres_urbanos/1554716337_434326.html#?ref=rss&format=simple&link=guid&gt; [Consulta: 17/04/2019] 

JACOBS, J. (2011) Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid: Capitan Swing, 2011 

HÁBITAT III: Agenda Urbana: Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible [en línea] (2017) Naciones Unidas, 2017 <http://habitat3.org/wp-content/uploads/NUA-Spanish.pdf&gt; [Consulta: 15/04/2019] 

El IMPACTO del turismo en ciudades Patrimonio de la Humanidad (2019) paisaje transversal blog, negociación urbana para la transformación colectiva [en línea], 4 de enero de 2019 <https://www.paisajetransversal.org/2019/04/el-impacto-del-turismo-en-las-ciudades-Patrminio-Humanidad-Conama-local.html?fbclid=IwAR3prJK6qqIyWvYo3E4hzFgFx_so-R-q2pIpueE30e_X8dmXs3_BHxt4p2o&gt; [Consulta: 22/04/2019] 

UN Habitat III village–Ruta de la Experiencia (2018). URBANOS [en línea] <https://www.urbanos.nl/es/portfolio-items/un-habitat-village-ruta-de-la-experienica/&gt; [Consulta: 10/04/2019]

 

* ARTÍCULO ORIGINAL PUBLICADO EN LOS DEBATES LA REVISTA PH97 *

 

 

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