>> Camino seguro al cole
¿QUÉ ES un Camino Seguro al Cole? |
Son itinerarios en los que se promueve la autonomía y la seguridad de los niños en sus desplazamientos diarios desde el hogar al cole y desde el cole al hogar. Se elaboran desde las necesidades de los niños (cómo se mueven, qué les puede favorecer, …) para construir caminos más seguros, amigables y que al mismo tiempo sean parte de una ciudad amable que sea capaz también de educar (y, en este caso en concreto, de educar en la urbanidad) para aumentar la confianza ciudadana que hemos ido perdiendo.
Según este documento del Ministerio de Fomento, que os invitamos a leer: «niños y niñas son eminentemente peatones y ciclistas y por eso, un proyecto de autonomía infantil está inexorablemente vinculado a la promoción de los modos no motorizados de los desplazamientos. Este aspecto hace que los menores sean aliados de la movilidad sostenible y que se vean directamente benficiados por las políticas y las actuaciones dirigidas a reducir la dependencia y el protagonismo de los modos motorizados en nuestras ciudades».
¿CÓMO se consigue? |
Según Francesco Tonucci (autor de Ciudad de los Niños, quien en 1991 convenció al Ayuntamiento de su ciudad natal para iniciar el programa piloto Camino seguro), «un niño que se mueve con sus progenitores es un hecho privado. Aunque se porten mal los padres, no es fácil intervenir. Un menor que va solo es un hecho público. Por malos que seamos, que lo somos, prácticamente nadie rechaza ayudar a un niño». Según Tonucci (Frato en sus viñetas), en la elaboración de los proyectos no hay adultos que acompañan a los niños; lo cual se consigue preparando recorridos sencillos, que se repitan a diario y que los utilicen muchos niños de manera que se aumente la seguridad de los peques y la tranquilidad de los padres. De lo que se trata también, es de aumentar la cohesión vecinal y contar con el apoyo y la colaboración de la comunidad: en este artículo Tonucci explica que «a lo largo del camino hay tiendas identificadas con una pegatina donde se puede parar para pedir un vaso de agua o usar el baño. Hay jubilados que, durante una hora al día, se hacen cargo de cruces peligrosos, de pasajes».
Con los proyectos de Camino Seguro se intentan promover espacios públicos más seguros donde se devuelva a los niños la posibilidad de salir de sus casas, de poder jugar en la calle o ir solos a la escuela. Se fomenta también que los zagales se organicen para ir juntos al colegio. A esto se le debería añadir la evaluación continua de los proyectos elaborados y ejecutados, preguntando a los padres y a los alumnos una vez puestos en marcha los posibles fallos para mejorarlos y los aciertos para reforzarlos y obtener, ciertamente, Caminos Seguros.
No pocas veces hemos recordado cómo íbamos solos al cole porque sabíamos que Pepita (la dueña de la tienda de dulces de la esquina) nos vigilaba al pasar, porque había padres que se turnaban en el camino, porque los hermanos mayores cuidábamos de los pequeños… porque las calles se pensaban como espacios de cercanía y confianza. Como ya hemos citado en alguna ocasión, «los adultos somos peores si no nos controlan los niños, peores como personas, como conductores, etc. y la ciudad se hace más insegura […] no dejamos salir solos a los niños, pero la calle es peligrosa porque no hay niños». Y esta inseguridad proviene de la falta de vecindad que existe en nuestras ciudades, de la ausencia de confianza en el otro. Según Jane Jacobs, dicha confianza o sentimiento de comunidad «no se genera entre la población a golpe de normativa, sino a través de la creación de espacios donde la gente pueda compartir su tiempo y sus pensamientos». Según esta autora, «ha de haber ojos que miren a la calle», a lo que añadimos que estos ojos han de querer ayudar, socorrer o simplemente acompañar. Hemos perdido la cercanía de los barrios donde todo el mundo se conocía, y lo más importante, se quería conocer, querían compartir momentos públicos y espacios comunes. Ahora la individualidad, la poca educación urbana y la supuesta protección que nos ofrecen nuestras viviendas, nos nublan la vista en el camino si alguien necesita de nuestra ayuda en mitad de la ciudad.
Mantener la seguridad de una ciudad es una tarea fundamental de las calles y aceras de una ciudad, Jane Jacobs.
>> Algunas experiencias de Caminos Seguros
>> Libro «Ciudad de los niños»
>> Libro “Camino escolar. Pasos hacia la autonomía infantil”