>> Adopta un banco
En Amsterdam recuperan la convivencia vecinal a través de los bancos de la ciudad.
¿Cómo? Según este artículo (visto en el muro de Ecosistema Urbano), durante el verano, el primer domingo de cada mes se convierte en una red de bancos colectivos dedicados al encuentro y el diálogo ciudadano. Similar a la extensa tradición española de sacar la silla a la puerta de nuestras casas en verano y charlar con los residentes de nuestro barrio, en Amsterdam «en los viejos barrios obreros, numerosas familias ponían un banco delante de su puerta para ampliar un poco su sala de estar y encontrarse con sus vecinos». Son costumbres que tanto al sur de Europa como al norte, se van perdiendo. Quizás son prácticas habituales en pueblos, municipios pequeños y algunos barrios aislados, pero en las dinámicas diarias y el ajetreo de la gran ciudad no están incluidas. Las calles se convertían de esta manera en amplios patios de vecinos donde las personas se conocían y donde las redes de confianza establecidas permitían el juego en la calle sin la necesidad del control paterno y/o materno (leer el artículo «¿Por qué hemos prohibido a los niños poder disfrutar las calles solos?«), el alboroto de niños corriendo y el cuchicheo distendido en la tranquilidad de las noches de verano.
La acción de Jesse Jop Jorg y Cathelijn la Reede al iniciar su proyecto Bancos Colectivos (Bankjes Collectief) fue tan sencilla como colocar un banco delante de su casa con la intención de animar la calle y conectar con sus vecinos, hasta entonces casi desconocidos. Es entonces cuando deciden extender la idea y contactar con diferentes instituciones (Fundación Doen, el Ayuntamiento de Amsterdam y el Fondo de Oriente), quienes apoyaron la primera edición de esta iniciativa en el verano de 2014.
Una idea sobre acciones micro-placemaking para volver a tejer la cohesión y el encuentro vecinal a partir de nuestras tradiciones, que valdría la pena valorar.