>> Líneas del deseo urbano
Hace unas semanas me sorprendía la imagen de uno de mis recorridos diarios en Madrid en este artículo. Para ir hasta la parada de autobús que me llevaba hasta el IPCE, el itinerario -solamente en la calle que aparece en la imagen- se alejaba de mi destino final y además pasaba por 3 semáforos con sus interminables esperas a primera hora de la mañana; así que con las prisas, una se aventuraba a inventar una diagonal sobre la calzada (flecha verde) y llegar de forma mucho más directa a la parada (sobre todo, si se veía el autobús a lo lejos).
En el artículo se describe esta diagonal imaginaria como una línea del deseo. Unas líneas que existen en todas nuestras ciudades, y que se rebelan en lo urbano como actos de microanarquismo o de desobediencia civil debido a que el recorrido que se nos impone a veces «choca con el sentido común».
Estas líneas del deseo trazadas por los viandantes pueden ser herramientas muy útiles para instituciones y diseñadores urbanos si se saben apreciar, si se quieren leer y tener en cuenta. Un ejemplo local lo encontramos en Granada, en mi barrio Plaza de toros. Desde que empecé a estudiar, si quería subir al Campus Universitario de Cartuja, debía hacer el recorrido magenta para cumplir con las normas de educación vial (y asegurarme así que no iba a ser atropellada). Como este recorrido aumentaba mis pasos, al final terminaba -como muchos otros peatones- cruzando por un hueco que poco a poco había sido abierto por los ciudadanos entre las vallas que impedían atajar por el recorrido verde. El año pasado, el ayuntamiento (no sé si instado por la asociación de vecinos) consintió adaptar el diseño de esta calle al comportamiento ciudadano instalando un semáforo en este punto, evitando así posibles accidentes y atendiendo a esa línea del deseo que se dibujaba en este trazado desde hacía años. Ésta es una buena forma de escucha activa, de huir de la imposición y de incluir, de alguna manera, la participación ciudadana en los diseños urbanos.
El texto también reflexiona sobre la conformación del trazado urbano de nuestras ciudades, ya que aparte de la adecuación a la topografía y a las condiciones de cada lugar, abre la posibilidad de que ciertas calles de nuestros centros históricos puedan deber su forma a rutas que hace años fueron caminos del deseo.