>> Conclusiones tras la reunión para el #PROYECTOrEAcciona
A las 19:45 del pasado jueves, ya estaba todo preparado. Lola y Diego, docentes del colegio San Andrés (el más antiguo de toda Andalucía, con casi 500 años de antigüedad, e inserto en plena judería), nos habían cedido sus instalaciones y ya sólo quedaba esperar. Y aquí, la primera sorpresa: la asistencia. En la reunión estuvimos cerca de 30 ciudadanos hablando del conjunto histórico, de su situación, de la calidad de vida de los vecinos (asistieron bastantes) y de las soluciones y propuestas urbanas que entre todos podíamos aportar.
Primero, se presentó el proyecto y dimos ejemplos de acciones similares en otras ciudades donde la transformación de solares en espacios públicos y/o huertos urbanos es ya una realidad de la que disfrutan y se benefician sus habitantes y usuarios. Tras esta introducción, se abrió el debate. La primera pregunta era ya esperada, y la lanzó una de las vecinas: «eso está muy bonito, y nos encantaría ver nuestro entorno así, ¿pero qué hacemos con la gente que viene a drogarse y a beber al barrio?, ¿les estamos dando facilidades para sentarse durante toda la noche en este espacio y que no podamos dormir ni salir a pasear por la noche, cuando ya nos resulta difícil?». Frente a este miedo, otros ciudadanos argumentaron que si no hacemos nada, los solares serán siempre esos focos de infección por los que SÍ da miedo pasar, y nuestra ciudad antigua será más ajena, más olvidada y deteriorada a cada año que pase. Pusieron ejemplos de otros conjuntos históricos en los que la marginalidad y la degradación han ido dejando paso a la regeneración, a los paseos por sus calles, a los espacios públicos cuidados y a una puesta en valor por parte de instituciones y ciudadanos. Alguien explicó, de manera sencilla y muy clara: lo sucio no se cuida, lo limpio sí. Mientras, otros ciudadanos contaban cómo en sus barrios (en particular, en el polígono del Valle), la adecuación de espacios en los que antes era impensable estar con los niños jugando, ha sido lo que ha hecho más seguro y amable su entorno cercano.
Quedarse quietos no es la solución. Mirar para otra parte, tampoco. Esperar a que la administración actúe por sí sola tampoco resultaba una opción factible. Entonces, se empezó a hablar de COLABORACIÓN:
>> En general, todos los allí presentes (y un movimiento más amplio en Jaén) deseamos que el Conjunto Histórico reciba las atenciones que merece por parte de administraciones y ciudadanos. Que no hacen falta grandes inversiones es algo comprobado por otros movimientos en otras ciudades. Hace falta concienciación social, integración y cohesión vecinal, apostar por espacios públicos de calidad (el espacio público no se reduce a «poner» bancos y setos). Estos espacios urbanos forman parte de nuestra educación individual y nuestro bagaje personal, y nos ofrecen unos servicios colectivos que no nos dan ni la vivienda ni las instituciones educativas: donde jugar, reunirse, dialogar, manifestarse, donde celebrar las fiestas del barrio o tomar el sol. En estos lugares es donde nace la acción y la innovación social.
>> Es necesaria la colaboración vecinal. Sin ellos, las acciones y propuestas que se desarrollen, no tendrán éxito. No se puede imponer una idea, es imprescindible el diálogo y la escucha activa.
>> Esta primera acción puede servir como experiencia piloto para que otros colectivos de Jaén, asociaciones o movimientos vecinales, tomen las herramientas necesarias y que ellos consideren oportunas, para poder reactivar otros solares en su entorno.
>> El colegio San Andrés necesita un espacio de recreo porque al no disponer de éste, deben repartir el patio entre todas sus clases, manteniendo un ruido continuo a lo largo de toda la jornada escolar y haciendo malabares con los horarios.
El solar en estos momentos, y según confirmaron docentes del colegio, se encuentra en malas condiciones higiénicas debido al derrumbe de una de las viviendas colindantes, que ha aumentado la presencia de pulgas y ratas; lo cual impediría ahora mismo cualquier actividad temporal, como pudiera ser un concierto, una obra de teatro, cine al aire libre o un desayuno con viandantes. Así que se concretó que el primer movimiento, debería ser la entrega del dossier con el proyecto al ayuntamiento (el solar es propiedad municipal), solicitando su cesión temporal y la limpieza del mismo. Y si esta limpieza no llegase, empezaríamos a maquinar cómo llevarla a cabo.
A partir de aquí, se utilizaría este solar como escenario de actividades culturales y de ocio, intentando contar con el apoyo de vecinos, asociaciones, universidad popular (cuyas aulas están llenas de teatro, canto, pintura, baile, música,…), de la Escuela de Arte José Nogué, del conservatorio, grupos de teatro, etc. Sin mobiliario ni artificio: simplemente el espacio limpio, con un pavimento digno y sus medianeras y su entorno como telón de fondo. El solar como contenedor de acción social, cultural y educacional. Todo esto esperando que el colegio obtenga permisos para usar el solar, convirtiéndose éste en un espacio tanto para el colegio como para los vecinos, asociaciones, instituciones educativas o colectivos que requieran su uso. Y que si en un futuro se valla, se habló que debería ser un vallado lo más permeable posible para seguir manteniendo las cualidades espaciales del lugar y que deje ver siempre la actividad que se desarrolle dentro para asegurar el diálogo con su entorno.